El festejo de la Epifanía del Señor es una arraigada costumbre en muchos países. El hecho de dar regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad de los Reyes Magos, protagonistas de esta celebración, tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis" (Mt. 25, 40).En algunos países, cómo México, se come la rosca de Reyes.El santuario más importante del país dedicado a estos personajes está en Tizimín. En esta población se celebra, año con año, una de la fiestas más importantes en torno a estas tres veneradas imágenes que representan a Melchor, Gaspar y Baltazar.
En estos días, Tizimín “vive” envuelta en una de las expresiones más profundas de una fe muy arraigada en un pueblo que, con sencillez, recurre a los Reyes Magos, mediadores entre Dios y los hombres, para obtener algún favor o agradecer una gracia concedida.
En los alrededores de la plaza principal, comienzan a armar infinidad de carpas donde se pondrán los comerciantes ambulantes de todo tipo de mercaderías y comestibles, espectáculos de variedades y juegos de azahar y los infalibles juegos mecánicos que le dan sabor de feria con su inconfundible música.
El día 31 como a eso de las tres de la tarde se sueltan los toros dentro del redondel, en algo parecido a la Pamplonada, le llaman Baasha toro. Aunque aquí el mayor peligro proviene del exceso de licor, empujones, caídas, golpes con botellas y uno que otro atropellado por caballos, ya que los pobres toros, cebúes sin cuernos de enormes gibas, sucumben ante el acoso de los cientos de alborotados que los quieren montar.
Como a eso de las 10 de la noche los representantes de los Gremios (Cofradías Religiosas) llevan a los tablados un gran árbol de Ceiba y lo trasplantan en medio del redondel y ahí permanecerá durante los festejos.
Desde ese momento las bandas de Jaraneros no cesan de tocar y los tronidos de los voladores y luces artificiales, anuncian a los fieles que ya es la hora de la reunión para llevar hasta la iglesia las mañanitas a los Santos Patrones y dar comienzo a las festividades religiosas.
Con la Alborada comienzan las misas y la recepción de los gremios, tanto de la localidad como de otras poblaciones que vienen a hacer sus mandas, infinidad de peregrinos llegan de todas partes del país y del extranjero y largas colas de fieles esperan su turno para acercarse a los Milagrosos Santos expuestos al pie del altar para ungirlos con Ruda y acercarles sus velas que así quedan benditas.
Esto es durante día y noche y el número de visitantes va aumentando, no sólo de Yucatán o Campeche, sino también de otros puntos de la República.
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